Salgo de Bujará a las 8am, al mando del volante Kambul, mi conductor que afortunadamente habla un poco inglés.
Ocho horas de viaje por una aburrida carretera que no recuerdo peor en mi vida, y cargada de controles policiales.
No fue por la velocidad, sino por los baches provocados por auténticos socavones de meteorito que, el consiguiente mareo estuvo a punto de provocar un auténtico espectáculo, que me llevó a recordar momentos pasados en la India.